El escenario laboral en México para los jóvenes ya era negro desde antes del Covid  pero la pandemia ha empeorado este panorama haciendo cada vez más grande la brecha del desempleo en  ese sector de la población lo que supone un grave riesgo para México pues  su  inclusión en la economía es indispensable para detonar crecimiento sostenible, superar la pobreza así como romper la espiral de criminalidad y violencia en el país.

La pérdida de empleos es gravísima para todos, pero más para jóvenes menores de 30 años, que fue a los primeros que “cortaron” o liquidaron de sus empleos : De los empleos formales registrados ante el IMSS que se perdieron en marzo, el 70% fueron jóvenes hasta 29 años de edad. Entre marzo y abril casi 376 mil jóvenes menores de 29 años de edad perdieron sus empleos

“Cerrar las puertas a las y los jóvenes compromete el futuro y también el presente. Las personas jóvenes son el grupo mayoritario de la población y aún representan un bono demográfico que debemos capitalizar como país”, advierte un   análisis del Laboratorio de Trabajo Digno de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza

Sin embargo, el panorama para los jóvenes que mantienen sus empleos tampoco pinta muy optimista pues el trabajo se precarizó, es decir, bajos sueldos,  inseguridad, incertidumbre y   falta de  prestaciones laborales se agravaron con la crisis de desempleo que trajo consigo el Covid en México:

El 67% de jóvenes ocupados carece de ingreso suficiente para cubrir el costo de la canasta básica de una familia de 2 personas. Es decir, para quien trabaja y otra persona. Son 9.4 millones de jóvenes.

Mientras que el 61% de jóvenes ocupados carece de afiliación a la seguridad social por su trabajo. Son 9 millones de jóvenes.  El 7% de jóvenes ocupados está subempleado. Son 1.1 millones de jóvenes.

En tanto, el 25% de jóvenes ocupados tiene jornadas laborales excesivas, por encima de 48 horas a la semana. Son 3.9 millones de jóvenes.

El 43% de jóvenes con empleo, es decir con trabajo asalariado y subordinado, no cuenta con prestaciones. Son 5.1 millones de jóvenes y  el l 63 % de jóvenes con empleo asalariado carece de contrato estable. Son 7.5 millones de jóvenes.

ESPIRAL INTERMINABLE DE DESEMPLEO. Lo más peor es que cada año se incorporan 1 millón 200 mil jóvenes más que buscan ingresar a un trabajo productivo y requieren un espacio y una oportunidad, pero las puertas  en el mundo laboral se les han cerrado  pues esta crisis ha disparado el desempleo,  y las respuesta del Gobierno Federal para propiciar  condiciones que generen fuentes de empleo ha sido nulas o en el mejor de los caso insuficientes, asegura el análisis de ese organismo de la sociedad civil.

En ese contexto se inscribe la creación del programa Jóvenes Construyendo el Futuro que si bien es positivo como política de empleabilidad para jóvenes, de ninguna manera es suficiente ante el reto inmenso de crear al menos 1 millón 200 mil empleos cada año, sin contar los que se han perdido por esta crisis del Covid, que se estiman en más de un millón de fuentes de trabajo.

De acuerdo al  Laboratorio de Trabajo Digno de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, este Programa por primera vez se puso la atención en jóvenes desempleados y sin oportunidad, pero no les garantiza fuente de empleo  a quienes se buscan ingresar a un trabajo productivo o  requieren un espacio y una oportunidad.

“El programa JCF no puede resolver por sí mismo ese reto, pues el programa no crea empleos. Quienes reciben estas becas no tienen un trabajo asegurado”, estableció

CARGA PESADA. Cuando además de la juventud, se agrega la desigualdad de género, el panorama se hace aún más sombrío pues las mujeres jóvenes tienen mayor brecha de desempleo y menor tasa de participación laboral debido a su ocupación en tareas no remuneradas de cuidado y del hogar.

Solo por citar dos datos, aún antes de covid 19, la brecha de desempleo entre mujeres jóvenes y hombres no jóvenes es de 23 a 4%, casi seis veces más.

Y la tasa de participación laboral de las mujeres es de las más bajas de América Latina. En México, hay 3.8 millones de mujeres jóvenes no disponibles para trabajar por estar realizando trabajos no remunerados, en servicios de cuidado y labores domésticas. La proporción con los hombres jóvenes es de 15 mujeres por cada hombre no disponible por este tipo de labores.

El mayor costo de esta crisis económica y el desempleo ha sido endosada a los jóvenes lo que ha comprometido de manera negativa el futuro y el presente de este sector de la población, advierte el análisis.

Por el contrario—agrega— para lograr una recuperación económica más rápida y con mayor cohesión social del país se requiere  multiplicar las oportunidades para jóvenes.

El documento establece que antes del Covid-19 y de esta crisis económica, la mayoría de los jóvenes que trabajaban carecían de salario suficiente, de contrato estable y de afiliación sindical. Además muchos padecen de subempleo y muchos otros, en contraste, tienen jornadas laborales excesivas.

Fuente: crónica.com.mx