Exige Astrid Ortega a diputados locales de MORENA a votar en contra del presupuesto estatal
La reciente amenaza de la alcaldesa de Cadereyta de Montes, Astrid Ortega, a diputados de Morena – etiquetándolos como “traidores a la patria” si votan a favor del presupuesto estatal- no es una postura valiente ni ideológica: es una exhibición grotesca de autoritarismo y fanatismo.
Su fraseo teatral, tomado de López Obrador, intenta darle legitimidad a una postura que no la tiene: el chantaje político más burdo.
Pero Astrid no está sola en esta cruzada. A su sombra aparece la figura siempre calculadora de Gilberto Herrera Ruiz, el operador cerebral detrás del radicalismo de Morena en Querétaro, cuyo estilo combina el resentimiento con la manipulación. Herrera es experto en construir enemigos, fabricar mártires y quemar puentes, aunque después no sepa cómo cruzar los ríos que él mismo desborda.
Ambos comparten el mismo vicio: confunden lealtad partidista con sometimiento y discrepancia con traición. En lugar de construir oposición institucional seria, optan por la retórica incendiaria que cancela cualquier matiz: o estás conmigo, o estás en contra del pueblo; o te sometes, o eres basura histórica.
Lo preocupante es que estos personajes no son agitadores sin cargo: gobiernan, influyen, presionan, reparten favores y castigos.
Quieren incendiar el Congreso, pero no saben cómo construir un país. Quieren castigar a “los traidores”, pero son incapaces de explicar para qué quieren el poder, más allá de ejerce-lo con rabia.
Si el futuro de Morena en Querétaro depende de personajes que creen que la historia se escribe con amenazas, terminarán confirmando lo que ellos mismos profetizan: que irán directos al basurero de la historia, no por traicionar a la causa, sino por degradarla hasta la caricatura.