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DIANA RUBIO, LA MEJOR MAESTRA DE MÉXICO

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Cuando era pequeña, y luego de joven, la familia de Diana Rubio Navarro sabía que era importante que estudiara alguna carrera, pero jamás consideraron que la segunda de cinco hermanos conseguiría una maestría, un doctorado y su pasión por las ciencias la llevaría a viajar por el mundo. Es más, cuando eligió una carrera le dijeron que no podía ser ingeniera porque eso “era para hombres”, así que le entró duro y bonito a la licenciatura en Educación Física.

Hoy, años después, es ganadora del National Teacher Prize México 2021 y una de las 10 finalistas del Teacher Prize internacional, convirtiéndose en la primera mexicana en alcanzar este reconocimiento.

Aunque no pudo estudiar ingeniería o medicina, como ella quería en un inicio, el gusanito de la ciencia no murió.

Durante sus prácticas profesionales, en un Centro de Atención Múltiple —conocidos en todo el país como CAM, donde se brinda educación integral a niñas y jóvenes con discapacidad o trastornos de desarrollo— conoció a la doctora Thalía.

La científica se encontraba realizando un electroencefalograma y, para Diana Rubio, fue el flechazo de amor por la ciencia que terminaría por definir su camino: se lanzó al Instituto de Neurobiología de la UNAM, “¡eso es lo que yo quiero! ¡Quiero era ver neuronas!”, platica.

El camino no fue fácil: de ser educadora física a entrarle a la neurobiología fue un proceso largo y, muchas veces, difícil.

Pero nada la amilanó y su mentor, el doctor Manuel Salas, jamás hizo una diferencia entre ella, por ser educadora, y otras personas.

Así, poco a poco, además de meterse a los laboratorios a “ver neuronas” como quería, también se convirtió en docente de Ciencias Experimentales y de Tecnología, e imparte clases de bachillerato en el CEBETIS 118, Corregidora, Querétaro.

Entre ferias de ciencia, ofrecer conferencias y asistir a congresos, el trabajo como docente y científica ha llevado a Diana a viajar por el mundo.

Y, con toda su trayectoria recorrida, sabe que la representación de las mujeres en la ciencia es primordial.

Incluso ahora, en pleno 2021, algunas alumnas se sorprenden de que una mujer, con una larga trayectoria, con dos hijas y un marido, haga experimentos, viaje por el mundo y, además, resulte ser su maestra.

“Esta función social que me corresponde de que no se trata de pedir permiso, porque somos personas, las carreras no tienen género, las decisiones profesionales no tienen género y que ellas vean que hay que crear una red de apoyo que te permita avanzar”, dice Diana en entrevista para Animal MX.

Y es que sola o únicamente con su marido, las cosas no podrían ser como ahora: a lo largo de su trayectoria también ha construido una red que incluye a familia, amigas compañeros y compañeras de trabajo.

A veces, cuando ella impartía una conferencia en algún congreso, su papá, quien en algún momento se opuso a que estudiara ingeniería, viajaba a su lado para cuidar a sus hijas bebés.

Ese apoyo y amor paternal fue una de las pruebas más claras de cómo el trabajo de Diana transformó la visión familiar de lo que “debería estudiar o no una mujer” y una muestra clara de la importancia de que de ahí la importancia de “que la sociedad apoye el progreso y formación de las mujeres“, dice la científica.

 

Además de su labor diaria como docente, una de las formas más eficaces que ha encontrado de inspirar a niñas y jóvenes, es hablando abiertamente de sus proyectos, y visibilizando las conductas que privilegian el trabajo de colegas varones para transformarlas.

“Es muy importante el hecho de que ellas lo visualicen y tengan un modelo a seguir, no he de ser la mejor mujer o mejor profesional, pero que por lo menos ellas tengan esta idea de que quieren empoderarse, quieren trascender, aportar, tomar decisiones y estar en espacios como la ciencia, para mí ha sido muy importante“.

El Global Teacher Prize fue creado para destacar la importancia de docentes de todo el mundo: cada año, son postulados los proyectos educativos de maestros y maestras de cientos de países que han logrado hacer cambios importantes no solo con sus alumnas, también en las comunidades en las que trabajan.

Este año, más de 8 mil personas de 150 países fueron nominadas, entre ellas Diana Rubio Navarro, quien ha inspirado a sus estudiantes de bachillerato a crear redes de colaboración, no solo en Querétaro, sino también en países tan lejanos como Zambia.

De entre esas miles de docentes, Diana quedó en el top 10, convirtiéndose en la primera mexicana en ser seleccionada como una de las diez mejores maestras del mundo.

“Yo acompaño los trayectos de mis estudiantes: qué necesitas, cómo vas, esa facilidad de fortalecerlos, sin señalar, sino tener esta flexibilidad y adaptación para fortalecerlos”.

Justo el acompañamiento y el impulso a ser más curiosas, a equivocarse, a aprender, a arriesgarse, es lo que la ha hecho una de las maestras favoritas de varias generaciones del CEBTIS 118.

Las habilidades científicas se desarrollan y me empeño mucho en que conozcan qué es un científico, cómo hace su trabajo, cómo se acerca a los conocimientos, cómo genera conocimiento nuevo y cómo se desarrolla la tecnología. Para mí es importante que mis alumnos sepan eso y, sobre todo, las chicas”.

 

Fuente: Animal Político

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